En la sierra de Aracena, el tiempo se detiene. Allí, entre encinas centenarias y silencios cargados de historia, pastan los novillos de La Purísima.

Un hierro joven, pero con alma antigua. Fruto del legado de Núñez del Cuvillo, que la familia Baillères acogió con la firmeza de quien cree en el toreo de verdad.

Sus animales, criados con mimo, fuerza y bravura, se lidiarán por primera vez en Bilbao. Un debut soñado. Una plaza que impone, exige… y consagra.

El próximo 18 de agosto, la dehesa se hará presente en el coso de Vista Alegre. Y La Purísima, con su primer paseíllo en las Corridas Generales, comenzará a escribir su historia en letras de oro.